A veces nos da miedo acercarnos a Dios, no sea que nos pida cosas que no queremos darle, que nos haga infelices, que nos sintamos demasiado atados a Él. Preferimos seguirlo a una cierta distancia, sin complicarnos mucho la vida. Cerramos los ojos, no queremos saber, si no sabemos tenemos excusas. Todo por miedo.
Pero cuando nos vamos acercando, confiando solo un poco más, nos damos cuenta que ahí es donde encontramos la felicidad.
De todas estas cosas y muchas más nos habla Miguel en la
PARÁBOLA DEL AUTOBÚS